El volteo es una de las proezas de nuestros peques mucho menos celebrada que las primeras palabras o los primeros pasos, sin embargo tiene suma importancia en el desarrollo del bebé, ya que esta gran proeza supone el inicio del desplazamiento y denota que no hay problemas motores.
Pero, ¿Qué proceso es necesario para alcanzar tal proeza?
En primer lugar, el peque tiene que fortalecer los músculos del cuello y los brazos. Desde los 2 meses de edad podemos ayudarle colocandolo a ratitos boca abajo en una alfombra, para que se esfuerce en girarse hacia ti.
Aproximadamente a los 3 meses logrará levantar la cabeza y los hombros, manteniendo su peso sobre los antebrazos.
A los 5 meses será capaz de sostenerse sobre la tripa al mismo tiempo que mueve los brazos y las piernas como si estuviera nadando. Es en este momento cuando ha ganado la fuerza suficiente para poder voltearse. Las primeras veces que lo consiga será sin querer, pero poco a poco aprenderá a hacerlo a su voluntad. Es importante señalar que este logro se produce de un día para otro, así que nunca dejes a tu peque en una superficie donde pueda caerse si voltea como un cambiador o una cama sin la debida supervisión.
Sobre los 7 meses el bebé comienza a coordinar mejor piernas y brazos, es aquí cuando aprenderá a colocarse boca abajo.
(Las edades presentadas son orientativas, si tenemos un bebé con dicha edad que aun no ha alcanzado este hito debemos tener en cuenta que el desarrollo del bebé es individual).
Beneficios: gracias a la gran proeza del volteo alcanzada por nuestro peque descubrirá una nueva forma de explorar el mundo, volviéndose un poco más autónomo. Además perfeccionará sentidos como la vista, el oído y el equilibrio. Conocerá mejor las posibilidades y limitaciones de su cuerpo y desarrollará los músculos que en muy poco tiempo le permitirán reptar, gatear, sentarse, ponerse de pie y echarse a andar.
Así que celebremos con gran alegría esta proeza alcanza por nuestros peques.